Gran pregunta... ser un buen maestro implica una gran responsabilidad, trabajo primero con uno mismo y luego con aquellos que llegan ávidos de conocimiento a nuestro lado; tenemos que ser competentes y asumir todos aquellos.
Por
Rosa Virginia Narváez Maya
Luz Marina Báez B
Gran pregunta... ser un buen maestro implica una gran responsabilidad, trabajo primero con uno mismo y luego con aquellos que llegan ávidos de conocimiento a nuestro lado; tenemos que ser competentes y asumir todos aquellos retos en nuestras prácticas pedagógicas, explorando toda nuestra creatividad para ser cada vez más proactivos con los estudiantes.
Todo esto sin olvidar ese ser humano que de una u otra forma puede moldearse con nuestro ejemplo, con nuestro actuar, jóvenes que generación tras generación han buscado sentirse escuchados y aceptados en su esencia, con grandes deseos de superarse y tener un lugar especial en la sociedad. Es ahí donde debemos ayudarles a comprender y seguir la brújula de sus vidas estando cerca a ellos guiándolos y situándolos en un mundo real, formando y desarrollando líderes propositivos competentes en lo que hacen.
Llegó a mis manos un libro titulado: “Cómo se hace una clase” inicialmente me causó curiosidad, pues hasta el momento no he encontrado una fórmula o un método que tenga que seguirse sobre ese quehacer tan interesante de ser maestro, por eso me sumergí en él hasta el final, y quisiera compartirle un apartado que tiene que ver con esa gran pregunta que planteo como título de este ensayo y como uno de los aspectos a ser tenidos en cuenta para desarrollar una clase: ”los recursos y las posibilidades metodológicas hay que convertir el aula en taller y la clase en jornadas de trabajo. Las clases no se dictan, se hacen, se construyen, se fabrican, se elaboran, se les da vida, y como la vida se transforma, nunca son la misma. Hay que permitir que entre por los ojos, las manos, los oídos, el olfato, el gusto, la piel, hay que caminarlo, verlo, sentirlo, oírlo, modelarlo” .
Después de esta interesante reflexión suscitada por el autor, todavía sigo creyendo que no existe ni existirá un manual o tratado sobre cómo ser un buen maestro, sin embargo, yo creo basada en mi experiencia, que un buen Maestro es aquel que AMA LO QUE HACE, el que edifica, el que orienta y guía, aquel que construye a partir de sus equivocaciones y se fortalece en su aprendizaje propio y por supuesto en el de sus educandos; es aquel que sabe en qué momento y espacio utiliza la pedagogía y didáctica adecuada con sus estudiantes para que ellos fortalezcan sus valores y principios, se motiven y transformen su propio contexto, incentiva desde el trabajo en equipo, los invita a que investiguen su entorno, reflexionen, sean críticos, se planteen preguntas y luego argumenten respuestas que los lleve a lograr algunos cambios urgentes en vida misma y en la de aquellos que los rodean.
Por
Rosa Virginia Narváez Maya
Luz Marina Báez B
Gran pregunta... ser un buen maestro implica una gran responsabilidad, trabajo primero con uno mismo y luego con aquellos que llegan ávidos de conocimiento a nuestro lado; tenemos que ser competentes y asumir todos aquellos retos en nuestras prácticas pedagógicas, explorando toda nuestra creatividad para ser cada vez más proactivos con los estudiantes.
Todo esto sin olvidar ese ser humano que de una u otra forma puede moldearse con nuestro ejemplo, con nuestro actuar, jóvenes que generación tras generación han buscado sentirse escuchados y aceptados en su esencia, con grandes deseos de superarse y tener un lugar especial en la sociedad. Es ahí donde debemos ayudarles a comprender y seguir la brújula de sus vidas estando cerca a ellos guiándolos y situándolos en un mundo real, formando y desarrollando líderes propositivos competentes en lo que hacen.
Llegó a mis manos un libro titulado: “Cómo se hace una clase” inicialmente me causó curiosidad, pues hasta el momento no he encontrado una fórmula o un método que tenga que seguirse sobre ese quehacer tan interesante de ser maestro, por eso me sumergí en él hasta el final, y quisiera compartirle un apartado que tiene que ver con esa gran pregunta que planteo como título de este ensayo y como uno de los aspectos a ser tenidos en cuenta para desarrollar una clase: ”los recursos y las posibilidades metodológicas hay que convertir el aula en taller y la clase en jornadas de trabajo. Las clases no se dictan, se hacen, se construyen, se fabrican, se elaboran, se les da vida, y como la vida se transforma, nunca son la misma. Hay que permitir que entre por los ojos, las manos, los oídos, el olfato, el gusto, la piel, hay que caminarlo, verlo, sentirlo, oírlo, modelarlo” .
Después de esta interesante reflexión suscitada por el autor, todavía sigo creyendo que no existe ni existirá un manual o tratado sobre cómo ser un buen maestro, sin embargo, yo creo basada en mi experiencia, que un buen Maestro es aquel que AMA LO QUE HACE, el que edifica, el que orienta y guía, aquel que construye a partir de sus equivocaciones y se fortalece en su aprendizaje propio y por supuesto en el de sus educandos; es aquel que sabe en qué momento y espacio utiliza la pedagogía y didáctica adecuada con sus estudiantes para que ellos fortalezcan sus valores y principios, se motiven y transformen su propio contexto, incentiva desde el trabajo en equipo, los invita a que investiguen su entorno, reflexionen, sean críticos, se planteen preguntas y luego argumenten respuestas que los lleve a lograr algunos cambios urgentes en vida misma y en la de aquellos que los rodean.
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